sábado, 5 de noviembre de 2011

Entrada 9 - Día 28

Treinta días antes del fin

Los servicios de emergencia estaban como locos de aquí para ya, no podías salir a pasear sin ver un camión de bomberos, una ambulancia, coches de policía. Era una locura, la policía intentaba estabilizar el tráfico, casi todas las calles estaban cortadas debido a los incendios, los hospitales llenos, no cabía ni un alfiler, en los barrios marginales, la gente estaba en la calle protestando atracando los comercios haciendo manifestaciones y reivindicando la poca colaboración del estado. Los incendios estaban acabando con las ciudades de todo el planeta.

Me canse de tanta catástrofe, tanto ruido y gente gritando por todas partes, me fui a mi cuarto a pensar. Yo, un chico de 18 años creía saber que pasaba, pero qué podía hacer yo para alertar al gobierno o a la gente…. ¿Qué sabía realmente de todo aquello aparte de que... posiblemente, estuviera relacionado con algún tipo de criaturas que me habían acechado en el cauce del río y que a duras penas había conseguido escapar, según mi percepción...?, ¿qué sabía sobre aquellas COSAS?... ¡¡¡NADA!!!, esa era la respuesta.  A la vista de todo el mundo era un niño y eso lo hacía aún más dificil todo.

Me sumí en un profundo sueño, en el que soñé con aquellas COSAS, sentí sus ojos en la oscuridad, sentí como acechaban en cualquier rincón oscuro... vi mi ciudad rodeada de llamas, con esos ojos rojos dentro de ellas mirando a todo ser vivo con odio... vi como aquellas cosas acababan con todos los humanos y personas que conocía, como las mutilaban y partían por la mitad, relamiendo sus restos con una lengua negra, larga y afilada... en aquella realidad, el ser humano desaparecía y solo se veía sobre el horizonte la silueta de esos seres desapareciendo con el alba y dejando solo cenizas sobre el mundo... aquellos serese ardían, eran de fuego y el sol los hacía volver a su infierno, hasta que las tinieblas de la noche volvieran a apoderarse de esa zona del globo...
Me desperté sudando y con mi ritmo cardiaco por las nubes, creí que mi corazón me iba a estallar.

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